Capitulo 36.- Mi primera vez no tenía que ser así. [Mini-Maratón)

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Marck alzó su mano en el aire e impactó en mi cara, partiéndome el labio inferior. Me cogió por el pelo y de tal empujón que me dio caí al suelo clavándome algo en la palma de la mano, posiblemente sería un cristal o algo. Me levantó y se pegó totalmente a mí besándome efusivamente, con una mano en mi cuello prácticamente asfixiándome, y la otra, subiendo mi vestido poco a poco.  Sin poder evitarlo más, las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, sólo pensaba en Justin, si le hubiera hecho caso y me hubiera quedado en casa no estaría ahora aquí…

Capitulo 36.- Mi primera vez no tenía que ser así.

- Ahora viene lo mejor.-Dijo con una risa en mi oído.

Sentí como mi corazón empezaba a latir mas rápido, yendo a dos mil por hora apunto de salirse del pecho. Vi como bajaba sus pantalones, como se acercaba a mí lentamente con deseo.

- Para por favor.-Le pedí, con la voz rota.

- Cállate.-Me ordenó.

Cerré los ojos por mi bien. Una enorme punzada me atravesó completamente haciéndome soltar un grito ahogado, me tapó la boca con la mano para no llamar la atención.

- Si aún no he hecho nada.-Dijo.-Espera y veras.

Mi primera vez no podía ser así, tenia que ser con Justin, no con este loco, no…. Cuando iba a entrar en mí completamente,  unas luces apuntaron hacia aquí y Marck pensó que era la policía.

- ¿Qué HAS HECHO?-Me gritó tirándome al suelo, dándome una patada.- La próxima vez será la vencida, lo juro.

 Se subió el pantalón a toda prisa mientras echaba a correr dejándome ahí. Exhausta, me quedé ahí sin moverme, llorando sin cesar…

- NARRA JUSTIN-

Después de ajustar la canción y volver a escucharla para darle el toque final, salí del estudio. Posiblemente serian como las dos de la mañana.

- Usher tío me voy.

- ¿La novia te espera?-Preguntó mientras guardaba el ordenador.

- Si.-Sonreí orgulloso.- ¿Sabes?-Me senté en una silla.-Creo que soy el hombre más afortunado del mundo, me siento tan… lleno cuando estoy con ella….

- ¿Y eso?-Encarnó una ceja.- Aún queda mucha vida por delante.

- Esto es para siempre man, me ha robado el corazón-Puse la mano en mi pecho.

- Ay que se ha enamorado…-Rió

Yo esbocé una pequeña sonrisa y con un choque de manos me despedí de él. Cogí mi móvil, que estaba en la mochila para ver si Alicia había llamado pero no tenia nada de ella, supuse que no se habría acordado. No tardé mucho en llegar a casa, mi madre estaba acomodada en el sofá viendo una película acompañada de Débora, pensé que Alicia también estaría con ellas pero no era así.

- ¿Ha venido?-Pregunté refiriéndome a mi novia.

- No, pensaba que estaba con tigo.

- La llamaré.-Dije sacando el móvil del bolsillo izquierdo.

Marqué su número de memoria y esperé, pero me salio el buzón de voz. Volví a llamarla pero no me atendía la llamada. Llamé a los hermanos Beadles por si estaba en su casa pero allí no se encontraba, un nudo se me formó en el estómago. Les dije que vinieran para mi casa urgentemente.

- No está allí.-Le dije a mi madre asustado.-Les he dicho a Cait y a Chris que vengan.

- ¿Qué ocurre?-Intervino Ryan bajando las escaleras con los ojos entrecerrados.

- Alicia está desaparecida.-Le informé.

- ¿Has llamado a su móvil?-Me preguntó esta vez, Chaz.

- Si, pero no lo coge.-Tragué saliva.- ¿Crees que le haya podido pasar algo­­?

- Tranquilo hijo.-Dijo mi madre con una mano apoyada en mi hombro.

Le miré intentando no estar tan tenso, pero era completamente imposible en este preciso momento. La puerta sonó haciéndome tener una pizca de alegría por si era ella, pero eso se desvaneció enseguida cuando vi que eran los Beadles quienes entraban en mi casa algo alarmados.

- ¿Y Alicia? ¿Dónde está?-Fue lo primero de dijo Caitlin al entrar.

- Eso intentamos averiguar…-Dije.

Al momento, mi móvil sonó asustándome completamente pero corriendo lo cogí sin mirar si quiera quien era, estaba desesperado.

*Conversación telefónica*

- ¿Si?

- Justin…-Dijo alguien como si estuviera muriendo.

- Perdona, ¿Quién eres?

- Justin, soy Alicia.-Me respondió con la voz quebrada, prácticamente irreconocible.

- Mi amor, ¿Dónde estás?-Exclamé.

- No lo sé…-Oí como sollozaba.-Ven, por favor.

- Tranquila, iré a buscarte.

*Fin de la conversación telefónica*

Mire a todos, que estaban como en un círculo rodeándome, por el tema de conversación habían sabido que era ella. Miré a mi madre esperando a que me diera permiso para irme.

- Dile a Kenny que te acompañe.

- No, iré yo solo.-Dije con decisión.

Abrí la puerta y salí dando un portazo. Me puse la capucha y monté en el coche. Empecé a conducir sin rumbo alguno, simplemente recorría todas las calles en busca de ella, me puse la música para tranquilizarme un poco, estaba bastante alterado y conducía bastante mal debido al movimiento de mis manos temblorosas. No sabia donde estaba pero tenia que encontrarla pasase lo que pasase, mi vida no podía seguir si no  daba con ella. Su sonrisa, sus ojos, sus besos, sus caricias, cada vez que se enrojecía por algo que decía delante de algún familiar, su manera de ver las cosas… lo necesitaba, no podía imaginarme otra vida sin ella, mi corazón no lo aceptaba.  Sentí mi mejilla mojada, me llevé la mano a mis ojos humedecidos, estaba llorando. Paré el coche en seco y apoyé mis brazos en el volante, depositando mi cabeza en ellos, empecé a recordar todo lo vivido con ella: La primera vez que la vi, cuando fui a su casa y nos sentamos en el piano, cuando me la llevé con migo, cuando nos besamos en el baile… demasiadas cosas que podría decir, y nunca serian suficientes, quería vivir más emociones con ella, quería disfrutar la vida con ella… Me sequé todas las lágrimas y salí del vehiculo. Miré al cielo esperando una respuesta o algo que me ayudase pero nadie pareció oír mi petición, vi un banco cerca de donde estaba y me senté en él. Sentí que me tocaban por detrás, me volví a la velocidad de la luz y vi a un señor mayor de cómo mucho unos sesenta años que tenia una cara algo descompuesta.

- Joven, ¿puede ayudarme?

- ¿Qué ocurre?-Le pregunté no muy animado.

- Hay tirada una chica en el suelo pero no puedo levantarla, a mi edad…-Le interrumpí descaradamente.

- ¿Dónde? ¿Cómo es? ¿Está bien?-Me levanté del banco.

-  Ahí mismo.-Señalo una esquina de la calle.- No se como es jovencito porque está oscuro pero solo oigo sus llantos, no deja de pronunciar un nombre, ¿Cómo era? espere… ah si si, Justin, eso mismo.

El corazón me dio un tremendo vuelco. Sin responderle al señor salí corriendo en la dirección donde me había indicado. Llegué pero no veía muy bien, vi su sombra en el suelo y me agaché. Al notar mi presencia se asustó e intento levantarse.

- Mi amor tranquila soy yo.-Le dije lo más dulce posible tranquilizándola.- Vamonos a casa, ya es hora de volver ¿vale? ya no pasa nada.

Como no se movía, puse sus manos alrededor de mi cuello y la cargué en mí, protegiéndola con mis brazos. Escondió su cabeza en mi pecho, pida notar como estaba en tensión y lloraba. Cuando llegué hasta el coche, abrí la puerta y la monté atrás, le puse el cinturón con sumo cuidado y arranqué el coche.  Iba en silencio todo el tiempo, sólo se escuchaban sus sollozos y sus suspiros. Conduje bastante rápido, quería llegar ya a casa, hoy había sido una noche muy larga. Miré la hora que marcaba el reloj digital del coche, las tres y media de la madrugada.

(….........)

Aparqué el coche y bajé de él. Desabroché el cinturón de mi novia y la cogí como antes lo había hecho, saque como pude las llaves de mi casa y entré. Todos que estaban allí acudieron al momento con las manos en la cara, sorprendidos seguramente por el aspecto que ella llevaba. Aún ni siquiera la había visto, tenía miedo.

- ¿Pero que ha pasado? madre…-Exclamó Débora con las manos en la cabeza.

- Subo arriba con ella ¿vale?.-Les dije a todos.

- Si Justin, no te preocupes.-Me respondió mi madre.

Subí las escaleras hasta llegar a mi habitación, cerré la puerta y la dejé lentamente en mi cama. Yo me puse en cuclillas frente a ella. Una lagrima recorrió mi mejilla al verla; estaba completamente pálida, el poco rimel que llevaba se le había corrido por toda la cara, de su labio salía un poco de sangre, su pelo despeinado y porciones de su vestido rasgados. Pasé la mano por su frente y luego la bese dejando un rato mis labios en ella. Luego me separé.

- ¿Quién te ha hecho esto?-No hablaba, simplemente se limitaba a mirarme con los ojos completamente abiertos. Cogió con su dedo una lágrima que rodaba por mi cara.- Bueno no importa, descansa ¿vale? mañana verás que estás mejor.

Me levanté para irme pero agarró mi brazo, comprendí lo que quería y con una sonrisa me tumbé a su lado. Apoyó su cabeza en mi pecho y yo la envolví con mis brazos haciéndola sentir segura. Cerré los ojos, estaba bastante cansado.

- Ha sido Marck.-Logró decirme al poco rato.

Abrí los ojos y clavé mi vista en ella, que tenia la cabeza subida para poder mirarme. Se aferró a mi camiseta más fuerte.

- ¿Él te ha…- Dejé a si mi frase, sin terminar. No quería decir aquella horrible palabra.

- Lo siento muchísimo Justin.-Se disculpó.

Sus ojos se aguaron y empezó a llorar como nunca antes la había visto. Intenté calmarla, diciéndole que no pasaba nada pero ella no hacia más que disculparse. No podía creerme que le hubiera hecho eso, si lo llevara a ver ahora mismo, no saldría vivo.

- Tranquilízate, no ha sido tú culpa.-Acaricié su mejilla.

- Lo he pasado tan mal…

- Ya ha pasado todo ¿vale? mañana iremos a comisaría y solucionaremos esto.-Me incliné para besar su frente.- Olvida todo, no llores más porque me partes en mil.

Asintió con la cabeza y se cobijó de nuevo en mi pecho. Ya que no estaba completamente tumbado, apoyé en la pared mi cabeza para estar un  poco más cómodo.

- Justin.-Me llamó.

- Dime princesa.-Le respondí al segundo.

- ¿Puedes cantarme algo? no puedo dormir.-Pidió.

Asentí con la cabeza rápidamente y busque en mi mente algo que cantarle.

- “Love me like you do, like you do, hold me tight and don't let go…What am I to do? When you love me like you do do do…” “pretty baby baby, I'm begging lady lady, take me to the top now and I'll take you higher, oh oh…”

Cantándole esos versos se quedó durmiendo poco a poco. Sus respiraciones ya eran mucho más tranquilas. También, poco a poco fui cerrando los ojos, oí abajo los murmuros de los chicos e intentaba descifrar lo que decían pero el sueño acabó apoderándose de mi…